Creo importante dejar claro en primera instancia cuál es el fin último con el que deseamos trabajar con Personas en Situación de Discapacidad. Si bien aproximadamente el 15% de la población tiene alguna discapacidad, existen algunos estudios (lamentablemente no actuales de la realidad chilena con respecto al deporte adaptado) que indican que menos de un 10% practican alguna actividad física (documento adjunto a este tema). Tomando estas cifras como referencia, nos daremos cuenta de la necesidad imperativa de promover la práctica deportiva en esta población para: mejorar la integración, potenciar su autonomía, y además, mejorar su estado de salud (físico y mental).
Sin desear desviarme mucho del tema principal, creo que es importante que la mayor cantidad posible de PsD realicen actividad física, sin quitarle la oportunidad a alguien de ello al menos que físicamente no sea capaz de practicar (Ej: alguien con tetraplejia que desee jugar baloncesto en silla de ruedas).
Dejando de lado el Deporte de Alto Rendimiento (como se indica al inicio del curso), también es importante realizar un diagnóstico de ingreso a nuestros deportistas, para conocer sus fortalezas y debilidades, habilidades y limitaciones para así:
1) Tener claro cuál es su potencial en el deporte a practicar,
2) Planificar el entrenamiento dependiendo de las capacidades físicas necesarias a trabajar individualmente,
3) Evaluar cuáles son las necesidades de cada integrante, y si necesitan algún apoyo técnico (más sujeción de tronco o altura del apoyo de la silla de ruedas, o en el caso de jugadores de Boccias, el uso de canaletas, punteros craneales, etc.), y
4) Que el jugador tenga claro si puede practicar un deporte a nivel competitivo o solamente recreacional.
Resumiendo, es importante hacer una clasificación de nuestros usuarios, pero sin dejar de lado a personas que quieran y puedan practicar el deporte.
