LAS REGLAS DEL BRIDGE

El Bridge es uno de los juegos de cartas más populares en el mundo. Se puede empezar y seguir jugando a cualquier edad. Está basado en el ingenio, la deducción y la comunicación entre compañeros. No es un simple juego de azar y no requiere de apuestas para generar emociones fuertes.


Se combinan elementos como habilidad para razonar, planear y memorizar, además de sicología y audacia. Se trata de una disciplina de absoluto rigor moral en cuanto impone respeto y la observancia de precisos reglamentos éticos y de juego que constituyen una práctica educativa para quien participa.


Se juega con un mazo estándar de 52 cartas, las que se dividen en 4 palos y a las cuales se les ha asignado un rango que indica su jerarquía.


Estos palos son, de mayor a menor rango: Espada, Corazón, Diamante y Trébol. De acuerdo a este orden, los dos palos de mayor rango son llamados “palos mayores” y los de menor rango, “palos menores”.


En cada palo hay 13 cartas, y éstas a su vez tienen un rango de la más alta a la más baja (As, Rey, Dama, Jack, diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos). Los cinco naipes más poderosos de cada palo son llamados “honores”.


El Bridge es infinitamente variado. Existen no menos de cincuenta mil cuatrillones (50,000 millones de millones de millones de millones) de posibilidades. Cada situación es única, ya que resulta prácticamente imposible que pueda repetirse.


El azar queda eliminado desde el momento en que todos los jugadores actúan con las mismas cartas. Al aplicar los principios generales de técnica del juego, el jugador habilidoso puede detectar patrones y resolver exitosamente situaciones similares.


Como todo deporte de la mente, el Bridge requiere de un mayor grado de aprendizaje para ganar con mayor frecuencia, de modo que, quien esté dispuesto a invertir el tiempo y esfuerzo necesarios, podrá disfrutar mas intensamente este juego.

Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:39