Molecular Pharming: Plantas que vacunan, Plantas Medicinales

Hasta ahora cuando se habla de plantas transgénicas (polémicas estériles e infundadas aparte) normalmente nos referimos a plantas capaces de tolerar herbicidas o plagas, es decir plantas que producen más comida, hoy por hoy, las únicas variedades disponibles al público. Ya existe una segunda generación en las últimas fases de evaluación con las propiedades nutricionales mejoradas (es decir, plantas que producen mejor comida).

Y, muy desconocida todavía, pero avanzando a paso firme existe una tercera generación de plantas transgénicas. Esta tercera generación comprende las plantas modificadas para producir compuestos de interés en medicina o en industria, y entre ellas, las plantas que vacunan.



Desde el principio de la humanidad hemos sabido utilizar a las plantas no solo como alimento, sino como fábricas de productos que nosotros no sabíamos sintetizar. Entre los productos no alimentarios que obtenemos de las plantas estarían los perfumes, medicinas, colorantes, especias, conservantes o las fibras textiles. Ahora con la tecnología transgénica podemos ir más allá y optimizar la producción de estas moléculas o que sinteticen moléculas De novo. A esta técnica se le ha denominado agricultura molecular (aunque en la traducción se pierde el chiste. Molecular Pharming es un juego de palabras entre farming (cultivar en granja) y pharmacy (farmacia)).

¿Qué ventajas tiene conseguir plantas que produzcan vacunas? Muchas enfermedades endémicas en el tercer mundo podrían ser erradicadas mediante campañas efectivas de vacunación. El problema que se encuentran los gobiernos o las ONG no es únicamente el coste de las vacunas o del personal sanitario, sino los problemas derivados del transporte refrigerado, y la aplicación por vía subcutánea en zonas donde no existe la menor infraestructura que garantice la higiene. En muchas ocasiones la escasez de medios provoca que las campañas de vacunación sirvan para propagar otras enfermedades por tener que reutilizar las agujas o utilizar material en mal estado.

La primera ventaja es que teniendo plantas transgénicas que sinteticen las vacunas conseguimos abaratar y simplificar el coste de producción. La segunda es que esta estrategia nos permite realizar campañas de vacunación en lugares remotos llevando las semillas al lugar de aplicación, así pasamos de la nevera con batería a una bolsa de semillas, que requiere el mismo cuidado que el paquete de garbanzos del súper. Una vez cosechadas en el lugar de aplicación se puede conseguir la inmunidad ingiriendo la planta (generalmente tomate o arroz), o realizando una purificación simple a partir de plantas no alimentarias (tabaco, por ejemplo). En algunos casos la purificación puede ser tan sencilla como hacer que la planta fabrique la vacuna y la acumule en el exudado (el liquido que secretan algunas plantas), con lo que simplemente recogiendo ese líquido tendremos la vacuna casi pura. De un plumazo hemos eliminado el problema de mantener la cadena del frío (las semillas no lo necesitan) y de las jeringuillas (se pueden administrar por vía oral).

Hoy en día hay muchísimas vacunas que se están desarrollando por medio de plantas transgénicas. Las más llamativas son una variedad de lechuga que inmuniza contra la hepatitis B, o las patatas y tomates que protegen del cólera. Las ventajas no acabarían aquí. Una de los problemas de las explotaciones ganaderas es que a pesar de cuidar la salud de los animales, suelen verse atacados por incómodos visitantes (ratas o murciélagos) que propagan enfermedades como la rabia.

Tener vacunas baratas de administración por vía oral permite atajar este problema. Instalar comederos con vacunas orales permitirá inmunizar a los roedores, frenando la propagación de enfermedades que causan estragos en las cabañas y que pueden acabar infectando al ser humano.

Usan plantas de tabaco en una vacuna contra el cáncer




Los investigadores se ocuparon de un tipo de cáncer conocido como linfoma folicular de células B, un tipo de linfoma no Hodgkin que ataca el sistema inmunológico.

El cáncer produce un anticuerpo específico que no se encuentra en células saludables.
En una prueba sobre 16 pacientes con linfoma folicular de células B, el 70 por ciento de las personas inyectadas con la vacuna desarrolló una respuesta inmune y ninguna presentó efectos colaterales.
Levy dijo que el estudio sugiere que las vacunas personalizadas contra el cáncer podrían fabricarse de manera económica y eficiente empleando plantas.
El ensayo en estadio temprano sólo se centró en la seguridad y la capacidad de estimular la inmunidad que tenían las vacunas. Se necesitarán análisis futuros para mostrar cuán efectivas son como tratamiento.

El tratamiento, que consistiría en la vacunación de los pacientes con cáncer contra sus propias células tumorales, se genera empleando un nuevo enfoque que convierte plantas de tabaco genéticamente modificadas en fábricas de vacunas personalizadas.
"Esta es la primera vez que una planta se utiliza para crear una proteína para inyectar en una persona", manifestó el doctor Ron Levy, de la Escuela de Medicina de la Stanford University en California, cuya investigación fue publicada en la revista Proceedings, de la National Academy of Sciences.


¿Cuál es la ventaja de la vacuna sobre otros complementos?


Una gran ventaja de la vacuna es su rápida y barata preparación. Es más fácil pedirle a un paciente con cáncer que espere por algo rápido, a pedirle que espere por procesos complejos y costosos.

Si en los estudios venideros el desempeño de la vacuna experimental es exitoso, esta podría ser administrada inmediatamente, luego de una semana del diagnóstico, como una terapia a corto plazo que mantendría el tumor controlado.

¿Cómo funciona la vacuna?


La vacuna es preparada específicamente para cada paciente. El tipo de tumores que padecen presenta en su superficie un tipo de anticuerpos que genera el cuerpo con el fin de combatir al tumor.

El proceso de elaboración de la vacuna comienza con una muestra de éste anticuerpo. Luego es sintetizado y reinsertado en el paciente. Aparentemente, si se llena el cuerpo con el antígeno, el sistema inmunológico genera las defensas suficientes para controlar al tumor.

La planta de tabaco se utiliza como planta de producción del anticuerpo. Primero las plantas son infectadas con un virus llamado TMV (Virus mosaico de tabaco) y luego se contrapone dicho virus con el anticuerpo generado por el paciente. La planta reproduce grandes cantidades de este anticuerpo, el cual es aislado al cabo de una semana e inyectado en el organismo del paciente.


Antecedentes de la vacuna


La vacuna fue inyectada en dieciséis pacientes. El 70% de los pacientes desarrollaron las respuestas inmunitarias buscadas. Algunos efectos secundarios observados fueron hinchazón en la zona del pinchazo y síntomas de gripe sin importancia. Ninguno de estos síntomas se extendió más de una semana.

Debe considerase que aunque tres de los pacientes vacunados no pudieron sobrevivir al cáncer, éstos eran los de edades más avanzadas. En el resto de los pacientes vacunados, la enfermedad no avanzó tras haber sido administrada la vacuna.

Como estos pacientes también son tratados con quimioterapia, el rol de la vacuna en su enfermedad no puede ser determinado por completo. Levy asegura que se sigue trabajando para descubrirlo.


Conclusión


Es recalcable la necesidad de desarrollar tratamientos alternativos que controlen cualquier tipo de tumores, con el fin de minimizar las consecuencias de los tratamientos invasivos, y con la esperanza de estos sean los caminos hacia las curas definitivas.



Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:40