MATERIA PRIMA

La materia prima para la fabricación de la cerámica es el iuru, tierrita o barro, como la denominan los embera en su lengua y en castellano, respectivamente.

Pero no todas las clases de iuru son útiles para esta finalidad; la tierrita debe presentar ciertas cualidades: debe ser cerudita o cerosita, es decir que debe tener cierta consistencia al ser amasada entre los dedos (condición que hace referencia a su plasticidad) y, al probarla con la lengua, no debe saber "amarga sino simple" (o sea que no debe contener cantidades notorias de sales, las cuales podrían producir eflorecencias y resquebrajamientos al ser quemada la vasija). Tampoco debe contener piedras o, al menos, no muchas de ellas (cosa que dificultaría notablemente su limpieza durante el proceso de preparación), ni tener demasiada agua. Se buscan tierras que den color rojizo al quemarlas, aunque esto no siempre es posible; incluso, en la zona del Garrapatas se busca que la greda misma sea rojiza o, en su defecto, azulita.
Siguiendo a Ann Osborn (1979: 9), llamaré greda a la tierra tal como se la encuentra en su estado natural y arcilla a la ya preparada para fabricar las vasijas.

Para su análisis en laboratorio, se recogieron 9 muestras de iuru, 6 de ellas en la zona del río Garrapatas y las 3 restantes en la del Chamí (ver Anexo).

Todas ellas resultaron ser gredas kaoliníticas o sea que su componente fundamental es el kaolín, hidrosilicato alumínico (Al2O3. 2SiO2. 2H2O), conteniendo además porcentajes relativamente altos de óxido de hierro y cuarzo y, en cantidades muy pequeñas, calcio, potasio, sodio y magnesio, tal como puede observarse en el Cuadro No. 1.

Esta composición de las gredas seleccionadas por los embera, implica su formación a partir de procesos de descomposición de feldespatos formados por silicato de aluminio, soda, potasio y cal.

Más tarde, son arrancadas de su lugar de origen por las aguas y luego depositadas (Shepard, 1968: 11); esto es confirmado, como se verá más adelante, por la ubicación de las "minas" de iuru.

El alto contenido de alúmina hace de ellas materiales altamente plásticos en general y, por consiguiente, adecuados para su uso específico. La sílica, componente principal, está presente en parte bajo la forma de hidrosilicato de alúmina y en parte bajo la forma de cuarzo. Este último es no plástico y su presencia en la greda cumple las funciones de desgrasante, es decir, de contrarrestar el excesivo encogimiento y facilitar el secado uniforme (Shepard, op. cit.: 25).

Sin embargo, el exceso de cuarzo contrarresta también la plasticidad de la greda. haciéndola difícil de amasar y poco untuosa; así apareció en las pruebas de laboratorio para las muestras Nos. 1, 3 y 8. Esto puede evitarse eliminando la mayor parte de las partículas de cuarzo durante la etapa de limpiado de la greda en la preparación de la arcilla.

Normalmente el cuarzo se presenta tanto en grano grueso como delgado, el primero se elimina en parte durante el limpiado y en parte en el machacado de la greda. El resto, así como el de grano más pequeño, se reduce a partículas finas por el machacado y el molido. Como resultado, los embera no necesitan agregar desgrasante a sus arcillas; sólo en un caso se comprobó la utilización de éste: arena de río molida. De las muestras analizadas, únicamente una, la No. 8, mostró en el laboratorio necesidad de desgrasante; originada en el Chamí, fue extraída del mismo depósito que usa la alfarera que agrega arena a su iuru.
Las kaolinitas se contraen por pérdida de agua, bien durante el secado al medio ambiente, bien durante el proceso de quemado.

Las más plásticas se contraen más (Osborn, op. cit.: 40) y es para contrarrestar este proceso que sirve el cuarzo o que debe ser agregado un desgrasante. La contracción al medio ambiente, sobre 5 cms. y luego de 24 horas, comparada con la ocurrida a diversas temperaturas se presenta en el Cuadro No. 2.

Según Shepard (op. cit.: 28), las condiciones de cocción en sociedades como la de los embera no llegan nunca a los 1.000ºC, alcanzando máximos entre los 800ºC y los 900ºC. El secado al medio ambiente debe eliminar una parte del agua lentamente, con el fin de que luego, durante la cocción, la deshidratación no sea muy rápida, produciendo una rápida contracción y la ruptura de la vasija. La pérdida del agua va eliminando la plasticidad y "endureciendo" la cerámica. Primero se elimina el agua superficial, después y a las temperaturas mayores (más o menos 600ºC) se pierde también el agua intramolecular.
Como muestra el Cuadro No. 1, las gredas de los embera contienen cantidades bastante importantes de óxidos de hierro, con un promedio superior al 10% para las 9 muestras. Shepard (op. cit.: 185) dice que más de un 3% de óxidos de hierro presentes en la arcilla dará colores rojos, en tonos diversos, después del quemado.

Esto es cierto para las muestras mencionadas, como se ve en el Cuadro No. 3.
Es cierto que, como se afirmó antes, la cocción embera no alcanza nunca los 1.000ºC, pero también lo es que la oxidación completa de los materiales que contienen hierro se alcanza a una temperatura máxima de 800ºC, la cual representa probablemente el Iímite superior alcanzado por ellos en el quemado de su alfarería.

En un solo caso, en Pueblo Rico, zona chamí, se encontró que la arcilla quemada da un color amarillento blancuzco (no fue posible obtener una muestra de ella). Esta ausencia de color rojo es subsanada por las dos alfareras que trabajan con ella, mediante el recurso de dar un baño rojo, frotando las vasijas antes de quemarlas con un trapo empapado en la solución de una tierra muy roja en agua. El calor mantiene el rojo, aunque aclarándolo un poco.
Ya se ha dicho cómo los indios evitan usar gredas muy aguadas. Cuando la veta de iuru se encuentra en un lugar encharcado, se extrae primero el agua, después la tierra muy húmeda, que se deja de lado, por último la más seca, precisamente la que va a utilizarse. El Cuadro No. 1 muestra los porcentajes de humedad en el momento del análisis de las tierritas. Pese a ello, durante la preparación de la arcilla hay que agregar cierta cantidad de agua para que aquella alcance la plasticidad necesaria. No fue posible encontrar, entonces, una razón para descartar la greda que tiene más agua, a no ser la necesidad de dejarla secar más tiempo antes de comenzar a trabajarla. El Cuadro No. 4 muestra la cantidad óptima de agua que debe agregarse a la greda para hacer la arcilla lo bastante plástica.

Los resultados de laboratorio permiten extraer dos conclusiones más. Una de ellas es la ausencia de materia orgánica en el material usado por los embera-chamí. Esto es resultado, no sólo del proceso de selección de la greda, sino también del minucioso limpiado al que se la somete. Las alfareras creen que la presencia de esas sustancias son causa de que la vasija se rompa durante su fabricación o, más tarde, al ser quemada. Pelos, pedazos de hoja, raíces, palitos, etc., se quitan a mano en cualquier momento en que sean descubiertos.

También es notable la alta homogeneidad de las gredas. Sin estudios geológicos de las zonas no es posible encontrar una explicación precisa para ella, pero es posible que se deba bien a que geológicamente todas las tierras gredosas del Garrapatas y el Chamí son semejantes, bien a que los indígenas a través de su búsqueda, selección y experimentación han escogido precisamente las que son similares y desechado las demás.

De todas maneras, el hecho de que no se presenten diferencias significativas entre las muestras del Garrapatas y las del Chamí señala la necesidad de dar mayor importancia al trabajo de selección realizado por los indígenas.

Se presentan, para terminar, los datos sobre porosidad y acidez de las muestras de arcilla, después de quemadas a 1.000ºC.

Si se considera que una vasija es porosa cuando presenta un índice de más del 5%, es claro que las arcillas usadas por los chamí son altamente porosas, de ahí que aquellas vasijas que deben contener líquidos tengan que ser curadas y/o impermeabilizadas. (Véase el Cuadro número 5)

Los datos corroboran el criterio de los indígenas al seleccionar el iuru que sea simple al gusto. Todas las muestras son de baja acidez, bastante por debajo de la condición de neutralidad: pH 7.

También su capacidad de absorción de humedad es buena.


Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:40