TRANSFORMACION DE LA GREDA EN ARCILLA

Después de su extracción, la greda debe ser objeto de un proceso de preparación antes de poder emplearse para fabricar una vasija. Existen dos procedimientos: 1) húmeda, tal como es extraída del depósito, 2) seca, luego de que ha perdido agua por evaporación natural estando guardada en el zarzo durante varios días, a veces meses.

Proceso con humedad
Se efectúa con la greda aún fresca, tan pronto ha sido traída desde el depósito. Para ello se tiene una piedra de moler maíz (kuruma) ya vieja, o una antigua piedra de moler obtenida de una guaca y generalmente quebrada, que sirve de base para machacar la tierra, primera etapa de su preparación; como machacador se usa una gran piedra de río, también sirve una vieja mano de moler, aunque muchas mujeres consideran que ésta no es suficientemente pesada.
Una vez lista la piedra, la alfarera se arrodilla o se coloca sentada a su lado, coge puñados de greda y los pone sobre la piedra, levanta el machacador con una o con las dos manos y va machacando sistemáticamente. Cuando aparecen piedras muy grandes o muy duras, así como impurezas (materia orgánica es la más corriente), se sacan y se botan o se colocan a un lado del lugar de trabajo en el corredor del tambo. Las piedras más pequeñas y blandas se machacan junto con la tierra (ya se ha visto que se trata de cuarzo, que cumple el papel de desgrasante). El trabajo se continúa hasta que toda la tierra ha sido tratada (ver foto No. 3: En el corredor de la casa, machaca la greda húmeda con una gran piedra de moler de origen arqueológico).
Siempre se afirmó que nunca se mezclan tierras de procedencia o de colores distintos, pero en un caso, en el Chamí, se pudo comprobar la mezcla de gredas de dos colores que se iban sacando de dos canastos diferentes. No fue posible obtener mayor información al respecto, pero la alfarera dijo que eran sacadas del mismo depósito.
Una alfarera del río Claro, en el Garrapatas, machacó con una batea de madera como base; ésta le serviría más tarde para amasar la arcilla ya preparada. (Ver foto No. 4: En el río Claro, Garrapatas, una mujer machaca la tierrita seca sobre una batea de madera. A su lado, el jabara en el que se guardó la greda en el zarzo del tambo durante varias semanas).
Una vez machacado, el iuru debe ser molido, segunda etapa de la preparación. Se trae la piedra de moler el maíz y se coloca bocabajo, también en el corredor, y por el revés y con el mismo machacador se muele con la misma técnica con que se muele el maíz (Ann Osborn notó también esta coincidencia entre los tunebos, op. cit.: 13). Se le da una sola pasada (ver foto No. 5: Coesposa joven de la ceramista anterior ayudando en el trabajo de moler la greda muy húmeda). Con frecuencia se hace necesario raspar la piedra con un pedazo de totuma, pues la humedad hace que la greda se pegue a las piedras; incluso se dan ocasiones en que ambas piedras queden como soldadas entre sí, dando trabajo despegarlas. Ya molida la tierra, se hace con ella una gran bola colocada sobre hojas de biao o plátano (el biao se utiliza en el Garrapatas, el plátano en el Chamí).
En Mistrató, zona del Chamí, dos mujeres molieron su iuru sobre una tabla, con un palo cilíndrico a manera de mano de moler, haciéndolo deslizar agarrado con una mano en cada extremo (ver foto No. 6: Mujer moliendo el iuru. Vereda El Tambo, región de Mistrató). Estas mujeres no tenían piedra de moler maíz pues estaban recién Ilegadas al lugar en calidad de agregadas: tampoco hay maíz en esa finca.

Proceso en seco
Seca, la greda se compacta en terrones muy duros, a los cuales es preciso extraer piedras e impurezas con la punta de un cuchillo. Hay quienes los remojan antes de machacarlos, siguiendo entonces el proceso ya descrito.
O se pueden trabajar en seco, machacándolos primero (ver foto No. 7: Machacando la tierra en seco. Vereda Josefina, Chamí), proceso que es más rápido que cuando se machaca la tierra húmeda, y moliéndolos a continuación. En este caso, se utiliza la piedra de moler el maíz por el derecho y se muele con la mano de moler (ver foto No. 8: Moliendo tierra sobre la coca de una hoja de maquenque. Vereda Josefina, Chamí). Se dan dos pasadas por la piedra, la primera para moler los terroncitos pequenos resultantes del machacado y la segunda para que quede el polvo bien fino, harina de tierra, iuru po.
El iuru po se cierne con un cedazo de totuma sobre una olla y se le va agregando agua poco a poco, mezclando con los dedos y amasando hasta que adquiere la plasticidad necesaria. El punto se determina al tacto y no midiendo la cantidad de agua que hay que agregar. Terminada de remojar y amasada, la greda se ha transformado en arcilla y se coloca, en una gran bola, sobre hojas.
Algunas alfareras dicen que es preferible usar plástico porque la arcilla no se seca ni se le pegan pedazos de hojas, pero siguen usando el biao y el plátano.

Desgrasantes

En ambas zonas, la mayoría de las ceramistas aseguran que no agregan nada a la greda; es también lo que se pudo comprobar.

En La Capilla, zona del Garrapatas, el yerno de una mujer afirmó que ella le echaba arena de río a la arcilla y nos mostró un echaké (canasto e pequeño) con tal arena. Dijo, además, que le agregaba polvo de cemento para darle más dureza. La propia mujer había dicho que no agregaba nada a su material, pero no fue posible presenciar su trabajo. De ser cierto el agregado de cemento en polvo, éste podría servir como desgrasante e impermeabilizante, pero, al no ser refractario, su presencia en cantidades importantes puede causar resquebrajamientos, ya que el cemento fundido al fuego pierde todas sus propiedades.
En el Chamí, se observó cómo una alfarera agregaba arena de río a la greda durante el proceso de molido. Una vez molida toda la tierra, trajo un echaké con arena, puso varios puñados sobre la piedra y los molió, cayendo el polvo sobre el montón de tierra (ver foto No. 9: Moliendo arena que sirve como desgrasante. Fue la única vez en que se observó el agregado de una substancia extraña a la greda. Josefina, Chamí). No revolvió, sino que pasó inmediatamente a cernir.

Se supone que el cernido y luego el mezclado de la tierra con el agua y el amasado son suficientes para que iuru y arena se mezclen con cierta homogeneidad; sin embargo. se observó que quedaban vetas de arena en la arcilla ya preparada.

Las intrusiones naturales de cuarzo en la greda, machacadas y molidas, constituyen el desgrasante de la arcilla embera, tal como se vio antes, no siendo preciso agregar nada, excepto en el caso que acabamos de anotar, corroborado por las pruebas de laboratorio.

Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:40