LA EXPOSICION CANINA. ADIESTRAMIENTO

Las exhibiciones caninas en las que se conceden premios a los mejores ejemplares de cada raza constituyen un mundo apasionante para los aficionados y sobre todo para los criadores profesionales. Ocurre con cierta frecuencia que los mejores animales, cuando estos son propiedad de particulares, no son los que obtienen el campeonato y se debe pura y simplemente a que no saben comportarse como auténticas estrellas en su clase.

Las exposiciones caninas de belleza únicamente son muestras incompletas, pero desgraciadamente cada vez más frecuentes, de las posibilidades de las diferentes razas. Los grupos sometidos a trabajo, reglamentariamente, eran juzgados en varias fases, pero las primeras eliminatorias comprendían determinadas pruebas básicas en cada grupo. Esta práctica se va abandonando y favorece la proliferación, en cada raza, de prototipos de determinados standars, según los volubles designios de la moda cinofílica imperante. Las consecuencias de esta atención preferencial a la belleza en razas de trabajo pueden ser desastrosas, favoreciendo el perro de carácter inestable, agresivo o huidizo, pero que tiene una lámina muy del gusto de cada lugar en cada momento.

Apoyando, como es lógico, el adiestramiento que permita superar holgadamente las pruebas de trabajo para aquellos perros que lo requieran, hemos de señalar, siquiera brevemente, las líneas maestras que permitan a un animal tener aire de campeón.

Estos ejercicios deben practicarse con varios perros juntos, a ser posible variando los ejemplares, para que no se habitúen a sus compañeros de ring. Utilizaremos la correa o trailla de concurso, intentando hacer comprender al futuro ganador que con este aparejo sólo él existe en la pista. El ejemplar de concurso adoptará inmóvil la postura en que le coloque el adiestrador para hacer resaltar sus mejores cualidades, y deberá ignorar olímpicamente a los demás colegas que junto a él compiten. Hemos podido observar, más de una vez, en exposiciones internacionales cómo los paseadores de algunos criaderos eliminan a los competidores de particulares poco avezados, atropellando con los perros que no tienen demasiadas posibilidades a los rivales e intentando así organizar peleas que pueden acabar descalificando a ambos ejemplares o, en el mejor de los casos, al camorrista, pero habiendo ya puesto nerviosos al perro y al amo con el consiguiente hándicap para fases posteriores. Estas marrullerías, hasta cierto punto lógicas, si no disculpables, son totalmente ineficaces contra los perros sólidamente preparados.

Estas pruebas especiales para competición incluyen una importante preparación psicológica; además de las carreras circulares con paso elástico, las posturas o, mejor, las auténticas poses y las actitudes clásicas han de complementarse con un exceso de halagos para nuestro participante, que le permitan sentir la responsabilidad y la confianza de un auténtico campeón.

Los ejemplares excesivamente fogosos deben ser sometidos horas antes de la prueba a un ejercicio físico continuo y algo más intenso de lo habitual, pero sin llegar a la extenuación. El equilibrio en este difícil arte es una tarea que muy difícilmente puede llegar a lograr un particular con un sólo perro, por lo que la colaboración entre aficionados se ha potenciado especialmente en este tipo de aprendizaje, llegando incluso en exposiciones a cambiarse el perro, exhibiéndolo un amigo y colocando el amo, alrededor del ring mediante órdenes de silbato, al animal concursante.

Aunque los campeonatos influyen poderosamente en la cotización de muchos ejemplares y lógicamente mueven enormes intereses, tanto de afición como económicos, hemos de insistir en que no constituyen, a nuestro juicio, la culminación de un adiestramiento, si bien, entrañan unas peculiaridades especiales en el capítulo de enseñanzas caninas.
Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:40