LA SEPARACION, LA CORRESPONDENCIA

Desgraciadamente, en muchas ocasiones, las circunstancias nos obligan a separarnos o a deshacernos de nuestro perro. Un viaje inesperado, un traslado a otro país con estrictas normas de cuarentena, etc.

Este triste momento debe ser resuelto con serenidad. No suele ser la medida más acertada dejar animalito con algunos amigos o conocidos. Si la separación es momentánea habremos de elegir una guardería especializada, regida o al menos visada por un veterinario, y si el perro ha sido adiestrado, ha de alojarse en las instalaciones de la escuela canina. Este se ha demostrado, en práctica, el mejor método para que el animal no sufra y continúe alegre y confiado.

Lógicamente, el propietario telefonea regularmente al adiestrador, o al regidor de la guardería para interesarse por el estado de su perro, pero éste no sabe de su amo y a veces languidece irremediablemente. El remedio, muy sencillo, consiste en enviar, lo antes posible, una prenda usada interior del amo, por supuesto sin haber sido lavada, para que tenga un olor apreciable que será entregada al animal. Este, al sentir el aroma de su patrón conoce, de algún modo, que no está solo y que las añoranzas son recíprocas. La separación definitiva es mucho más triste, y supone cortar de raíz una relación muchas veces entrañable. La estancia previa con el adiestrador y el cambio de hogar, si es posible, deben se llevadas con un tacto exquisito, y caso de no encontrar un dueño adoptivo, hemos de sufragar la estancia del animalito en la guardería hasta su muerte.

La vejez de perro ha de ser asumida casi como la de un ser querido de la familia, aliviando su achaques, perdonando sus crisis de mal humos acompañando en sus postreros meses al amigo que nos dedicó cariño, fidelidad y lealtad.

Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:40