CARACTERISTICAS DEL CONEJO

El conejo tiene aproximadamente el tamaño de un gato doméstico adulto, entre unos 40 y 45 centímetros de largo desde la punta del hocico hasta la cola. La cabeza es redonda, pero la cara ligeramente alargada, el hocico o nariz es pequeño y está inscrito en una pequeña zona de la piel, desnuda y sin pelo, húmeda, llamada “rhinarium”.

La boca, relativamente ancha, está bordeada por los labios, que pueden separarse para hacer visible el par superior de dientes incisivos. La parte de arriba del labio está hendida en su parte frontal. La zona situada alrededor de la boca y las mejillas está cubierta con largos y finos bigotes o cerdas vibrantes, que también se encuentran alrededor de los ojos.

Los ojos del conejo son grandes y dispuestos lateralmente. Las pupilas, muy prominentes, tienen un campo visual de 360º. Es interesante hacer notar que los ojos tienen campos visuales que se solapan o sobreponen en unos 30º por la parte de la frente y 10º por la parte de atrás.

El conejo tiene tres párpados: uno superior, otro inferior, y un tercero que puede cerrarse para proteger la córnea durante una lucha o frente a una nuve de polvo. Tanto el párpado superior como el inferior disponen de pestañas. El par superior es inusualmente largo.

La característica predominante de la cabeza del conejo se refiere a sus largas orejas o pabellones de la oreja. En condiciones normales las orejas permanecen tiesas o erectas. Cuando el conejo corre o lucha, o tiene miedo, las orejas se bajan y su eje principal se alinea con las líneas del cuerpo, ofreciendo menos blanco al peligro.

La cabeza está separada del cuerpo por un corto cuello, visible cuando se encuentra distendido. Los miembros delanteros del conejo son de estructura fina y delgada. Cuando el conejo está agachado, se mantienen ligeramente doblados por el codo y por debajo del pecho.

El pecho o tórax está separado del abdomen por una membrana o diafragma. Dentro de la cavidad torácica, bien protegidos por una jaula ósea de costillas, se encuentran el corazón y los pulmones.

El abdomen inferior tiene una pared de músculos, constantemente contraída para proteger los órganos que contiene en su interior. La espina dorsal flexible o columna vertebral consta de siete vértebras cervicales (cuello), doce torácicas (pecho) y siete lumbares (tronco). Tres vértebras sacras y varias pequeñas caudales dan soporte a la cola. La espina dorsal está unida al resto del esqueleto del conejo en el cinturón de los hombros, la espalda y en el de la pelvis. Los miembros posteriores del conejo son alargados y muy fuertes. En la vida cotidiana del conejo de campo o bosque juegan un importante papel. Su uso durante la carrera es importantísimo. Facilitan al conejo un verdadero estallido o explosión de velocidad.

Los miembros exteriores se emplean también para excarvar la tierra cuando el conejo silvestre prepara su guarida subterránea. En realidad no los usa en el proceso de excavación propiamente dicho, sino como palas para hacer desaparecer la tierra sobrante que el conejo excavador amontona detrás de su cuerpo. Lanza la tierra hacia atrás con las patas traseras a fin de mantener libre la entrada de la guarida.

La lucha desempeña un importante papel en la forma de vida del conejo macho o del semental. Sus patas posteriores están dotadas de cuatro dedos largos y poderosos, armados cada uno de ellos con fuertes y agudas garras. Durante la lucha, el conejo agarra al otro tratando de destriparlo, acuchillándolo con agresivas acciones de sus patas traseras. Las patas delanteras, cada una de las cuales tiene cinco dedos, se utilizan como armas secundarias y se emplean a veces para arañar la cara del adversario.

La cola, que es muy corta, se mantiene recogida junto a sus partes traseras. Está compuesta por una serie de pequeños y flexibles huesos que forman parte de la espina dorsal. La cola está cubierta por una piel suave y densa y a veces se usa como medio de señalización, especialmente por parte del conejo hembra.
Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:40