Consumo de productos a base de plantas

Consumo de productos a base de plantas

El consumo de plantas medicinales ha ido en aumento en los últimos años en todo el mundo y es frecuente su empleo en combinación con medicamentos prescritos por los médicos. Está extendida la falsa creencia de que los productos a base de plantas son inocuos e incluso ventajosos por su supuesto carácter "natural", un razonamiento poco compatible con el hecho de que su efecto terapéutico se atribuya a su contenido en principios activos con actividad farmacológica. Esta falsa percepción se basa en la tradición de su uso en lugar de en estudios sistemáticos que evalúen su seguridad, que por lo general no existen. Sin estos estudios, únicamente pueden ser detectados aquellos riesgos evidentes, muy frecuentes y de ocurrencia inmediata. Tóxicos y venenos, como pueden ser la cicuta, el cianuro, las toxinas de las setas venenosas y el veneno de escorpión, son productos tan naturales como la miel de abeja.

Muchos preparados naturales utilizados en la medicina natural, como la fitoterapia, contienen el mismo principio activo o fármaco que los usados en la medicina convencional. Por ejemplo, la mayor parte de los medicamentos que se han venido empleando en el campo de la oncología han sido obtenidos de la naturaleza, a partir de bacterias, hongos, plantas, minerales o, incluso, animales.

Como cualquier medicamento, las plantas pueden provocar reacciones adversas, intoxicación por sobredosis o interacciones perniciosas con otras sustancias. Se han descrito interacciones de relevancia clínica entre plantas y medicamentos, por lo que resulta imprescindible comunicar al médico el consumo de preparados naturales. Asimismo, se han notificado en los productos a base de plantas medicinales problemas de confusión entre unas plantas y otras, además de contaminación con pesticidas, metales pesados y medicamentos. Es necesario el mismo control médico estricto con las plantas medicinales que con los medicamentos de síntesis.

En muchos países, existe una gran preocupación entre las autoridades sanitarias respecto al uso racional y seguro de los productos a base de plantas medicinales. Esto se debe a que las normativas y los registros no están bien desarrollados, por lo que no se puede asegurar la calidad ni la seguridad de esos productos. En 2012, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) publicó un compendio de especies vegetales que contienen sustancias de posible riesgo o preocupación para la salud humana cuando son utilizadas en alimentos o complementos alimenticios, que actualiza un listado previo de abril de 2009.

Existen importantes problemas en la estandarización de los principios activos. No se sabe en qué proporción una sustancia activa u otras contenidas en la planta son las responsables de los efectos, incluso cuando se intenta asegurar el contenido mínimo o máximo de una sustancia determinada. Como ejemplo, citar que después de estandarizar los preparados de hipérico (también conocido como hierba de San Juan) en función de su contenido en hipericina y de haber realizado ensayos clínicos con ese producto, la responsable del efecto antidepresivo del hipérico ha resultado ser otra sustancia, la hiperforina, a la que se atribuye mayor potencia como inhibidora de la recaptación de serotonina.

Otro inconveniente radica en la gran variabilidad de contenido en principio activo (la cual no es posible controlar) y que se repite con múltiples principios activos. Entre ellos, es especialmente importante el caso de los estrógenos. Existe un gran esfuerzo investigador sobre las dosis apropiadas de estrógenos, sus posibles efectos adversos sobre la salud y otros muchos aspectos. Sin embargo, el rasero que se aplica a los fitoestrógenos contenidos en la soja es distinto. Se sabe que la eficacia de los derivados de la soja en los síntomas de la menopausia radica en su actividad estrogénica y sin embargo se acepta su eficacia, sin exigir el mismo nivel de conocimiento sobre sus riesgos que se exige al 17-beta-estradiol a las dosis establecidas en las diversas especialidades farmacéuticas disponibles para esta indicación.

Asimismo, se han notificado en los productos a base de plantas medicinales problemas de confusión entre unas plantas y otras, además de contaminación con pesticidas, metales pesados y medicamentos.

Otro problema conocido, que resulta especialmente grave en las hierbas procedentes de la medicina tradicional china, es la adición de fármacos a hierbas medicinales. De 2609 muestras de medicinas chinas recogidas desde ocho hospitales en Taiwán, el 23,7 % contenía fármacos, principalmente cafeína, paracetamol, indometacina, hidroclorotiazida, y prednisolona, antiinflamatorios no esteroideos y benzodiazepinas. Por su gran distribución fuera de Asia, destacan la hierba del milagro, Tung Shueh, y Chuifong Toukuwan. En esta última se ha detectado una gran variedad de fármacos como fenilbutazona, indometacina, hidroclorotiazida, clordiazepoxido, diazepam, corticoesteroides, diclofenaco, ácido mefenámico y dexametasona.


Última modificación: martes, 19 de junio de 2018, 09:30