Lo que se pone abajo

Al asado argentino no lo hace el fuego, lo hace la brasa. Uno sesus secretos fundamentales es la coccion lenta con un poco y sabiocalor que preserva los jugos esenciales, sin resecar ni quemar lasfibras. Para ello conviene prender el fuego al costado del sitio dondese colocara la parrilla, e ir acercando morosamente la cantidad debrasas necesarias para mantener constante la intensidad de latemperatura. Despendera del viento, del sol, y del clima, la distanciaentre la parrilla y la brasa.

Si bien casi todos lo usan en las parrilladas semanales, losargentinos consideraran algo humillante usar carbon para sus asados.Una parrillada ortodoxa debe tener brasa e leña. Y en estaespecificacion existe una notable disparidad de opiniones.

Una tradicion proveniente de las zonas vitivinicolas, defienden alsarmiento de la vid como unica madera posible. Del noroeste, lleganvoces que desdeñan esta materia posible y postulan al algarrobo. En lapampa se ha usado siempre el robusto tronco del quebracho, provenientedel noroeste. Mas alla de estas sutilezas incomprensibles paracualquier extranjero, el asado requiere brasa de un tipo de madera cuyacalidad es comun al sarmiento, el quebracho y el algarrobo: dura,resistente al fuego, aromatica. Las maderas que arden con rapidez y sonexcesivamente olorosas, como el eucaliptus o las coniferas, no serecomiendan .

Un buen asador sabe a quienes, entre sus familiares y amigos, lesgusta la carne a punto, es decir, casi quemada, a quienes rojas almedio, y guarda, como un codazo o un guiño, como dones de amor. Losultimos, pero no pobremente beneficiados, son los perros.

Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:39