Capitulo 1: CARACTERISTICAS GENERALES DEL TOMATE

El origen del género Lycopersicom se localiza en la región andina, que se extiende desde el sur de Colombia al norte de Chile, pero parece que fue en México donde se domesticó, quizá porque crecería como mala hierba entre los huertos.

Durante el siglo XVI se consumían en México tomates de distintas formas, tamaños e incluso rojos y amarillos. Ya habían sido llevados a España y servían como alimento también en Italia. En otros países europeos, sólo se utilizaban en farmacia y así se mantuvieron en Alemania hasta comienzos del siglo XIX.

Los españoles y portugueses difundieron el tomate a Oriente Medio y África, de allí a otros países asiáticos y de Europa se difundió a Estados Unidos y Canadá.

1.1 Taxonomía y Morfología

Familia: Solanáceas.
Especie: Lycopersicon esculentum Mill.
Planta: Tipo arbustivo que se cultiva como anual. Puede desarrollarse de forma rastrera, semirrecta o erecta.
Existen variedades de crecimiento limitado (determinadas) y otras de crecimiento ilimitado (indeterminadas).
Sistema radicular: Raíz principal (corta y débil), raíces secundarias (numerosas y potentes) y raíces adventicias.
Tallo principal: Eje con un grosor que oscila entre 2-4 cm. en su base, sobre el que se van desarrollando hojas, tallos secundarios e inflorescencias.
Hoja: Compuesta con foliolos peciolados, lobulados y con borde dentado- en número de 7 a 9 y recubiertos de pelos glandulares. Las hojas se distribuyen de forma alternativa sobre el tallo.
Flor: Es perfecta, regular e hipógina y consta de 5 o más sépalos de igual número de pétalos color amarillo.
Fruto: Baya, bi o plurilocular que puede alcanzar un peso que oscila entre unos pocos miligramos y 600 gramos. Está constituida por el pericarpio, el tejido placentario y las semillas.

1.2 Clasificaciones

Dentro del cultivo de tomate se pueden describir dos tipos de clasificaciones:
Por hábitos de crecimiento

Dentro de este tipo se encuentran las plantas de porte bajo, cuya altura no asciende de 1.5m. Denominadas de crecimiento determinado, su ciclo vegetativo es aproximadamente de 150 a 180 días desde el transplante al fin de la cosecha.

También encontramos plantas de porte alto, conocidas como de crecimiento indeterminado, cuya longitud del tallo asciende a más de 5m.

Este tipo de cultivo requiere de condiciones más específicas de manejo tanto de humedad, temperatura, fertilización y, sobre todo, de podas. Su ciclo vegetativo se puede extender a más de 300 días después del transplante.

Por la forma del fruto

Otra forma de clasificar estos cultivos es por la forma de sus frutos, que son: tomate redondo, tomate “perita” y tomate cereza.

a) Tomate redondo: es utilizado con mayor frecuencia para ensaladas, hamburguesas y tortas, gracias a su tamaño y forma.
b) Tomate “perita”: Es usado con mayor frecuencia en guisados, purés, salsas etc.
c) Tomate cereza: Es usado con frecuencia en la repostería, ensaladas, botanas y salsas.

1.3 Valor Nutricional
Tabla 1: Valor Nutricional del tomate

1.4 Requerimiento Climático y de Suelo

El manejo racional de los factores climáticos de forma conjunta es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados y la actuación sobre uno de éstos incide sobre el resto.

Temperatura
La temperatura óptima de desarrollo oscila entre 20 y 30 °C durante el día y entre 1 y 17 °C durante la noche; temperaturas superiores a los 30-35 °C afectan la fructificación por mal desarrollo de óvulos, el desarrollo de la planta, en general, y del sistema radicular, en particular. Temperaturas inferiores a 12-15 °C también originan problemas en el desarrollo de la planta.

A temperaturas superiores a 25 °C e inferiores a 12 °C la fecundación es defectuosa o nula.
La maduración del fruto está muy influida por la temperatura en lo referente a la precocidad y coloración, de forma que valores cercanos a los 10 °C y superiores a los 30 °C originan tonalidades amarillentas.

No obstante, los valores de temperatura descritos son meramente indicativos, debiendo tener en cuenta las interacciones de la temperatura con el resto de los parámetros climáticos.




Suelo
La planta de tomate no es muy exigente en cuanto a suelos, excepto en lo que se refiere a drenaje. Aunque prefiere suelos sueltos, de textura silícea arcillosa y rica en materia orgánica, se desarrolla perfectamente en suelos arcillosos enarenados.

En cuanto al pH, los suelos pueden ser desde ligeramente ácidos hasta ligeramente alcalinos, cuando están enarenados. Es la especie cultivada en invernadero que mejor tolera las condiciones de salinidad, tanto del suelo como del agua de riego.

1.5 Humedad y Luminosidad

Humedad
La humedad relativa óptima oscila entre el 60% y 80%. Humedades relativas muy elevadas favorecen el desarrollo de enfermedades del follaje y el agrietamiento del fruto y dificultan la fecundación, debido a que el polen se compacta, abortando parte de las flores. El rajado del fruto igualmente puede tener su origen en un exceso de humedad del suelo o riego abundante tras un período de estrés hídrico. También una humedad relativa baja dificulta la fijación del polen al estigma de la flor.

Luminosidad
El factor que más afecta el desarrollo vegetativo, es la iluminación diaria total. El valor mínimo, para floración y cuajado, se sitúa en torno a los 235 Wh/m2 de radiación total diaria. Valores reducidos de luminosidad pueden incidir de forma negativa sobre los procesos de la floración y fecundación, así como el desarrollo vegetativo de la planta.

En los momentos críticos, durante el período vegetativo, resulta crucial la interrelación existente. Debe ir acorde con la temperatura: En momentos de menor iluminación, la temperatura del invernadero debe ser más baja. En momentos de mayor iluminación, la temperatura debe ser más alta. Desequilibrios entre temperatura e iluminación, favorecen la aparición de racimos dobles y problemas en la polinización que conllevan o caída de flores o frutos mal cuajados.
Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:39