LOS GATOS EN LA ERA MODERNA
El gato recuperó su lugar en el mundo y se convirtió en el adorno de los salones. La aristocracia se hacia retratar junto a ellos, y, cuando estos gatos morían, les construían tumbas con versos y sonetos. Sin embargo, en España, no fue sino hasta el siglo XVII, que no empezó a hablarse de él. Escritores como Francisco de Quevedo o fabulistas como Félix María de Samaniego, y pintores de la talla de Velázquez o Murillo, describen un animal elegante y singular, cuya astucia, falsa modestia y eficacia de cazador lo convierten en un animal tan temible como su primo el zorro. Con esto, pretenden erradicar la mala fama del gato y devolverle a la posición que realmente merecía.

A mediados del siglo XIX, el gato se estableció definitivamente en los hogares, y a finales del siglo XIX existe tal pasión por este animal, que comienzan a organizarse las primeras muestras y exposiciones sobre felinos, y se establecen los rasgos específicos de cada raza. También en este siglo, Louis Pasteur, vio en los gatos un primer ejemplo público de higiene, pues pasan acicalándose y lavándose una gran parte del día, con lo que los gatos consolidaron definitivamente su estatus en la sociedad.
Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:39