Antes de cualquier contacto con el agua, debemos observar primero la reacción del niño, por el gusto, si se siente emocionado al entrar a una piscina o tiene temor con solo verla; una vez detallada esta observación, iniciamos la familiarización en el agua, que se sienta en confianza el niño, dando lugar a que no tiene nada de que temer, para realizar un buen proceso de formación y amigable con el agua