HACER BAILAR AL TROMPO

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Un cuerpo cónico de madera, una púa de metal en la punta y una cuerda que se enrolla en
ella, componen al trompo, figura que ha sido protagonista de muchas horas de entretención
y festividades en la vida criolla.
Girar, bailar y hacer piruetas en el suelo es la misión de esta figura que, una vez lanzada por
su dueño, debe enfrentarse a las amenazas de otros trompos danzarines que intentarán
derribarlo.
Pero hay muchas otras maneras de divertirse con el trompo, sin tener que competir con
otros de su especie. Entre ellas, se encuentra la modalidad de hacerlo bailar y luego, con
ayuda de la cuerda, subirlo en forma de “copita” hacia la mano para que termine su danza
en la palma de la mano. De esta modalidad surgieron los siguientes términos: Trompo
“sedita”: es el que se siente suavecito cuando baila en la mano. El otro es el trompo
“cucarro” que por tener la púa torcida o desnivelada baila ásperamente sobre la mano.
Las cuerdas se conocen en Chile con diferentes nombres: guaraca, soga, soguilla, cochaillo,
lienza.
Su Origen
El origen del trompo es muy antiguo. Ya es citado en la literatura de Virgilio en su
obra “Eneida” y algunos poetas romanos confesaban que tenían más afición al trompo
que a los estudios.
Inicialmente en Chile, los trompos se hacían de madera de espino con el fin de que fueran
muy resistentes para soportar los “quiños” o golpes que reciben de sus adversarios. Hoy se
han masificado y su fabricación se hace con diferentes tipos de maderas y también se les ve
de múltiples colores.

Última modificación: jueves, 7 de junio de 2018, 07:39